Interesante artículo de nuestra diputada en las Cortes Valencianas Mónica Oltra publicada en el diario el País. Reflexión que hace pensar a políticos y a ciudadanos sobre nuestro currículum democrático.
A veces con pocas palabras y claros ejemplos son suficientes para explicar lo que pasa a tu alrededor, así es Mónica clara y directa.
DIARIO EL PAÍS 5-11-2011
A veces con pocas palabras y claros ejemplos son suficientes para explicar lo que pasa a tu alrededor, así es Mónica clara y directa.
Interessant article de la nostra diputada en les Corts Valencianes Mònica Oltra publicada al diari el País. Reflexió que fa pensar a polítics i ciutadans sobre el nostre currículum democràtic.
De vegades amb poques paraules i clars exemples són suficients per explicar el que passa al teu voltant, així és Mónica clara i directa.
De vegades amb poques paraules i clars exemples són suficients per explicar el que passa al teu voltant, així és Mónica clara i directa.
Mònica Oltra
Mónica Oltra Jarque (Neuss, Alemania, 1969) milita desde los 15 años en la izquierda y en el valencianismo. Como afirma ella misma, se interesó por la política por tradición familiar y por “rebeldía”. Afirma que le subleva la injusticia en todas sus formas. Abogada en ejercicio, Oltra se presentó en 2007 como candidata a las Cortes Valencianas por Compromís pel País Valencià. Con una comunicación directa traslada las sesiones del parlamento valenciano a las redes de Internet. Parlamentaria incisiva, el pasado mayo revalidó su acta de diputada autonómica con Coalició Compromís. facebook.com/monicaoltra twitter: @monicaoltraElegir o decidir
5 de noviembre. Primer día de campaña y no pido el voto.
Algunos asistentes al mitin extrañados me preguntan. ¿Y el voto? No
suelo pedir el voto. Animo a la gente a votar. Animo a la gente para que
su voluntad cuente. Pero no pido el voto. Creo que los ciudadanos y
ciudadanas ya saben lo que quieren votar. Y si dudan, no les va a
cambiar de opinión el simple hecho de que les pida el voto. Creo, o
deseo al menos –a veces se me mezcla el deseo y la realidad- que la
gente decida en función de lo actos de cada uno, más que por las
promesas de bajarles la luna. No sé qué me frena de pedir el voto. Quizá
sea una cuestión de pudor. O quizá vaya un poco más allá y parta de la
insatisfacción de no estar segura de lo que la política partidaria
ofrece para elegir. Y ahí voy a la cuestión de fondo. En las elecciones
elegimos. Elegimos entre varias ofertas que nos presentan los partidos o
coaliciones. ¿Pero realmente decidimos? En nuestro país ¿cuál es la
posibilidad de los ciudadanos sin afiliación a un partido de influir en
la oferta electoral que se les presenta? Cuando a mi hijo Emilio de
cuatro años le pregunto: ¿qué quieres para cenar: salmón o merluza?,
puede que el piense que decide. Pero en realidad lo único que puede
hacer es elegir entre dos opciones. La que decide que esa noche se come
pescado soy yo. De hecho, cada vez me resulta más difícil esta
estrategia, porque cuanto más mayor se hace, menos cuela y últimamente
me contesta: “pero mamá es que yo quiero salchichas”. Pero ¿qué pasa
cuando los ciudadanos queremos salchichas y no están en el menú
electoral? Esta es la pregunta. Pienso que nuestras formaciones
políticas deberían avanzar en procesos de decisión en que cada ciudadano
cuente, aunque no tenga carnet, aunque no quiera tenerlo. Los tiempos
modernos con sus tecnologías favorecen procesos abiertos en que las
personas podamos ser más protagonistas de las decisiones de los
partidos. Poder decidir y no sólo elegir, puede que sea la respuesta. De
momento el 20-N podremos elegir, que no es poco, pero no suficiente.
Elijamos pues hoy, para poder decidir mañana.

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